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domingo, 16 de febrero de 2025

Historia del Rock Cordobés - La TV se acordó del rock nacional




Córdoba, República Argentina. Martes 24 de diciembre de 1996.


PROGRAMACION


La TV se acordó del rock nacional


Cuando algo más de una década atrás los aficionados al rock apenas si conseguían escuchar un par de temas por la radio sintonizando en el dial de la AM el programa de Badía o la "Alternativa" cordobesa, a nadie se le hubiese ocurrido pensar que la televisión llegaría a gastar fortunas en ese género otrora maldito y hoy increíblemente exitoso.

Sobre la mitad de los '80, Mark Knopfler cantaba "Dinero por nada" en alusión a la MTV, el canal musical que hoy se ha impuesto en toda América, y por aquí seguíamos sin ver jamás en la pantalla a uno de los cultores del rock vernáculo.

Pero luego del boom Tango feroz, las cosas cambiaron y a la TV repentinamente le interesaron las caras de los legendarios protagonistas nacionales. Casi simultáneamente con el lanzamiento del filme de Piñeyro sobre esta suerte de Jim Morrison criollo que fue "Tanguito", se conocía uno de los primeros programas donde los músicos se expresaban sin ayuda del videoclip: Rocanrol. Con una producción genuina, a cargo del periodista Eduardo Berti y con el hermano de Charly García tras las cámaras, Antonio Birabent engarzaba las entrevistas que permitían conocer las opiniones de los músicos con voz y gesto.

En los últimos '70 y primeros '80, la forma de indagar los vaivenes del movimiento en sus albores había sido la de la letra escrita. Libros como el de Pipo Lernoud, un periodista que acompañó el flower power argentino, o revistas ("Pelo" o "Expreso imaginario") acompañaban las sesiones de repaso de viejos vinilos.

Por estos días, en cambio, la pared electrónica de nuestro hogar (gracias, Ray Bradbury, por aquella idea) pone en primer plano los rostros poco taquilleros de los miembros de Manal, Almendra o Los Gatos Salvajes cada vez que queda un espacio libre.

100 Db, que va por América, los jueves a las 23 (en Córdoba por cable), dedica cada episodio a un grupo o solista. Sumo, Soda Stéreo, Menfis, Los Ratones Paranoicos, Los Pericos y Pappo Napolitano ya pasaron revista a sus logros. En la última emisión, los que hablaron fueron los pioneros del rock en castellano. Ese mismo día, los fanáticos se habían prendido, además, a la segunda parte de Mejor hablar de ciertas cosas, un ciclo especial de la MTV para homenajear a los héroes del 4 x 4 de la "música progresiva" en adelante.

Litto Nebbia, Luis A. Spinetta, Willy Quiroga (Vox Dei), Edelmiro Molinari, el Carpo, Charly, Emilio del Guercio, Ricardo Soulé y Rochambole (de la Cofradía de la Flor Solar), entre muchos otros, sacaron turno para "hablar de ciertas cosas" como La Cueva o el baño del bar de La Perla del Once. En el otro envío, la voz de Gustavo Ceratti se intercaló con la del Indio Solari en un contrapunto que recreó las rivalidades entre sus fans.

La sana costumbre de preguntar a los que hicieron la historia se está imponiendo en la TV ultramoderna de las ediciones cortajeadas. Pero lamentablemente, el rock nacional en los '90 (salvo contadísimas excepciones) no protagoniza los charts de las discográficas.

Analía Iglesias



Hoy vuelven "Los Abuelos de la Nada"

Por iniciativa del bajista Marcelo "Chocolate" Fogo, sobrino del recordado Miguel Abuelo, líder y fundador del conjunto a fines de la década del '60, "Los Abuelos de la Nada", una de las bandas legendarias del rock nacional, se reunirán hoy para dar un concierto de Nochebuena en "The Roxy" de la Capital Federal.

Junto al bajista participarán del reencuentro distintos músicos que pasaron por las filas de "Los Abuelos": Gustavo Bazterrica (guitarra), Willy Crook (saxo), Daniel Melingo (vientos), Polo Corbella (batería), Gato Azul -el hijo de Miguel Abuelo- y Alfredo Desiata como tecladista invitado (en lugar del archifamoso ex compositor de la banda, Andrés Calamaro).

"Esta reunión no es un homenaje a Miguel, sino el regreso de la banda. Tratamos de juntarnos los que realmente todavía tenemos la camiseta de 'Los Abuelos' pegada en el cuerpo", explicó "Chocolate" Fogo. "Miguel nunca murió. Sus letras y sus música permanecen vivas en el recuerdo de la gente. Por eso sentimos la necesidad de la vuelta", aseguró quien reemplazó al legendario "Cachorro" López.
El regreso en una discotheque estará condimentado con clásicos de la banda como Himno de mi corazón, No te enamores nunca de un marinero bengalí, Cosas mías, Semental de Palermo y Capitán Calavera.

"Pensamos grabar un nuevo disco en marzo del '97 con esta formación. Ese álbum tendrá canciones nuevas y otras inéditas de Miguel que servirán para rendir homenaje a un ser increíble cuya presencia sentimos en cada uno de nuestros ensayos", afirmó Fogo.
Miguel Abuelo, líder de la banda, falleció el 25 de marzo de 1988. Un año antes, "los Abuelos" habían editado su último disco, Cosas mías, junto a Kubero Díaz (guitarra), Juan del Barrio (teclados), Polo Corbella (batería) y "Chocolate" Fogo (bajo).
Para los próximos días se esperan las repercusiones de otro regreso con disidencias.



Fuente:

Historia del Rock Cordobés - Pedro Asco, el rockero que encendió el fuego



Córdoba, República Argentina. Lunes 23 de diciembre de 1996.

MUSICA

Pedro Asco, el rockero que encendió el fuego


En los años '60 Córdoba también asistió a la fundación mundial rockera. Una escudería de bandas, que a su manera agitaron la década, deambularon por los escenarios locales para inaugurar una fiebre de sábado a la tarde (y noche) que aún hoy calienta las frentes. En cierto modo, se trata de un pasado cuya épica nos llega como un eco adormecido. Sin embargo su vibración siempre encuentra actualidad. Es un retorno que esta vez se manifiesta a través de un pionero, y de su incansable temperamento rocker.

Se trata de Pedro Asco (45), un cordobés que encendió el fuego en 1967-68, y que la historia del género _pronto a escribirse_ le reserva los primeros puestos en el índice. Desde hace 25 años vive en Los Angeles (California), ha vuelto a esta capital en una misión que reconoce tres fases: visitar la familia, recorrer el rock local de actualidad y recuperar su propia gesta con un sentido de "aquí y ahora". Tal pretensión se manifiesta en las actuaciones en pubs y en la edición local de una cinta que lanzó en Estados Unidos tiempo atrás, con su grupo multinacional Visión.

Pedro Asco posee el orgullo de fundar el rock de Córdoba, cantando en castellano y en inglés temas originales. "Con mi banda Vermin Group ofrecimos el primer recital rockero en la ciudad, lo realizamos en las instalaciones de la vieja sede de Iicana. El conjunto estaba integrado por Hugo y Chris en guitarra ("en realidad se llamaba Jesús, pero no nos gustó ese nombre para el estilo de música que hacíamos), Pito en bajo, Guillermo en órgano y Osvaldo en batería". 

Asco era el autor compositor y cantante. Después de ese debut el conjunto se hizo fuerte en el Club Juniors, con Enrique del Campo, con José González y en los escenarios que pudieran o supieran conseguir. "Creo que el tope que conseguimos lo marcó nuestra actuación en el Festival Made in Ufa, que se hizo en Carlos Paz. Participaron varias bandas de Buenos Aires y por un problema de equipamiento nostros tuvimos que tocar con los instrumentos de Carlos Biso y su Conexión Nº 5".

Si bien su labor comenzó en los '60, "no tuvimos nada que ver con la onda hippie. Lo nuestro era puro rock and roll y canciones que procuraban dejar constancia de una búsqueda poética y altamente emotiva". El grupo Vernin consiguió un contrato de grabación en 1971, "pero en ese año comenzaron a surgir graves problemas de represión y yo decidí abrirme camino en Estados Unidos. Tardé casi cinco años en asentarme en la costa oeste norteamericana, hasta que por fin me establecí en Los Angeles. Allí fundé la banda Visión, por la que pasaron muchos integrantes de las más diversas nacionalidades. Finalmente el conjunto se afianzó como trío con el bajista Larry Tuttle y con el baterista Patrick Tabarez". 

Juntos editaron varias cintas y álbumes independientes, del cual el último se lanza hoy para Córdoba, y en el cual participan como invitados los miembros de Arco Iris, Ara Tokatlian (saxos y sicus) y Hart Stern (percusión).
Asco, que reconoce influencias nacionales de folklore y tango para delimitar su rock, trabó contacto con el grupo cordobés Mauser y cree que juntos pueden expandir sus ideas rápidamente. "Todo ocurrió por coincidencia y me alegro que haya sucedido así. De esa manera comenzamos hace casi 30 años y no veo la razón para dejar el rock abandonado".


Ayer nomás

Pedro Asco asegura que los años '60 fueron una fiesta, especialmente los tres últimos, "cuando varias de las bandas de mocosos empezaron a mostrar cada una algo distinto. Además de Vermin, existieron grupos como Los Pájaros, Abuela Blanca, Los Relámpagos y Los Violentos, por nombrar algunas. Precisamente días atrás, casi la totalidad de los miembros de aquellos conjuntos se reunieron para evocar el ayer con ímpetu presente. Twist y gritos, Satisfacción y Viento dile a la lluvia, fueron algunos de los covers recordados y los títulos que marcaron el reencuentro de Pedro Asco con sus amigos y compañeros de épica. La vida continúa.



Fuente:


Historia del Rock Cordobés - 1996 Un año sin estridencias



Córdoba, República Argentina. Domingo 22 de diciembre de 1996.


ROCK EN CORDOBA


Un año sin estridencias


El debate es interminable: ¿el rock cordobés no puede despegar porque se desenvuelve en un medio poco apto para toda manifestación artística de vanguardia, o porque no cuenta con músicos con talento e inventiva?

De acuerdo a lo sucedido en el presente año, se puede decir que las razones del "no despegue" del género en nuestra ciudad responde a la confluencia de ambos factores.

Efectivamente, las pujas entre funcionarios municipales y productores de recitales, y la ausencia de bandas dispuestas a demostrar con convicción que lo suyo es cosa seria, crearon una coyuntura poco favorable para que en nuestra ciudad germinara de una vez por todas lo que se conoce mundialmente como "cultura rock". (Acaso no sirve seguir echándole la culpa a los cuartetos y a esa idiosincracia mediterránea).

Estos permanentes desencuentros se tradujeron en conciertos cancelados (Spinetta y los Socios del Desierto, en abril, y el Festival del Fulbito, en mayo), trasladados (Todos Tus Muertos en Malagueño el 24 de mayo) o interrumpidos (Nuevo Rock Argentino en el andén de la Estación Mitre, el 4 de noviembre, y Todos Tus Muertos en Juniors, el 12 de diciembre).

Si a eso le sumamos que desde el puerto los músicos llegaron hasta nuestra ciudad contando con el apoyo de discográficas, managers, editores y demás agentes del aparato extramusical, el margen para que los nuestros ganen un espacio y disputen cartel de igual a igual se volvió cada vez más exiguo.

Sin embargo, ante ese panorama adverso recrudecieron algunas ediciones discográficas sobre el final del año. Entre ellas podemos citar a los discos de Crosstown Trafic (blues y rythm & blues), Los Navarros (la banda que hizo culto al covers ahora suena sospechosamente grunge) y Caín (incansables peregrinos del hard rock).

El problema que traen consigo las ediciones es que los músicos cordobeses las toman como un fin último y no como un medio para difundir su arte. Los grupos ponen toda su energía sólo hasta llegar a la edición en sí, cuando los esfuerzos para defender una obra tienen que intensificarse en procesos posteriores como difusión, posicionamiento en el mercado y distribución de largo alcance.


Blues para tu mente

En función de lo que pudo observarse en escenarios, clubes y tinglados ciudadanos durante el año que se va, las bandas que animan la movida que podría denominarse "la blusera cordobesa" fueron las únicas que quemaron etapas de modo acertado.

Empezaron tocando para sus amigos, siguieron engrosando su repertorio en salones más espaciosos y terminaron llenando clubes y teatros ofreciendo espectáculos de muy buena calidad.

Es más, las propuestas de La Aceitosa Blues Band y Mama Prieta fueron bendecidas, en forma respectiva, por los miembros de la Memphis y de ka ex Durazno de Gala, formaciones líderes del género en territorio argentino. 

Un gesto similar tuvo Pappo para con los miembros de la Rolo Casas Blues Band, cuando compartieron escena en el bar de la Estación Mitre a fines de mayo. Como documento-síntesis del buen desempeño de la movida blusera cordobesa probablemente se edite en los primeros meses del año entrante el disco en vivo que la Aceitosa grabó en el Teatro Luz y Fuerza el pasado 8 de octubre.

En lo que respecta a los números nuevos, este año se consolidó definitivamente la formación Ego Non Fui, que basó su estrategia creativa en el precepto por el cual "a la música no hay que ponerle límites". Así, su propuesta se funda en un explosivo hardcore mixturado en forma inteligente con el jazzy, el soul y, fundamentalmente, el funk.

Por otra parte, las bandas que asomaban amenazantes a fines del `95 y que en el anuario anterior fueron sindicadas como las nuevas esperanzas del rock local, diluyeron sus intentos y terminaron separándose. De los históricos, sólo Hammer sigue vivito y coleando en cuestiones inherentes a la trascendencia.
 
En el `96 defendieron su primer disco en cuanta oportunidad tuvieron, realizaron su primer clip (contaron para ello con el aval de los noveles directores Cecilia Ortega y José Calderón) y lograron que entrara en la rotación de MTV. Todo eso sin el aval de ninguna discográfica.

Un ejemplo a imitar si se quiere tener un movimiento rockero intenso. Un anhelo que, pese a estar en la antesala del dos mil, los cordobeses todavía intentamos cumplir.

Germán Arrascaeta



El rockómetro del '96

Córdoba y Buenos Aires


15/01 IKV gira por por nuestras serranías

27/01 En Ferro, Page y Plant reflotan a Led Zeppelin

18/03 En River, los Ramones se despiden por enésima vez

20/04 V8 se reúne en Juniors

06/05 Punks y skinheads chocan en Baires

24/05 TTM actúa en Malagueño, para evitar presiones municipales

30/05 En una misma semana, Soda Stereo e IKV graban sus unplugged para MTV

30/05 Pappo toca en compañía de músicos locales

31/07 Pappo y Juanse dan cátedra de rythm & blues

01/08 Fito Páez hace el unplugged por su cuenta

06/08 Los DJ muestran que su operatoria tiene que ver con el rock

13/08 Lou Reed emociona a los argentinos

17/08 ANIMAL confirma su buen momento en el Sgto. Cabral

19/08 Los Redondos muestran "Luzbelito" en San Carlos

11/09 Fito Páez y Miguel Estrella actúan en el Libertador

08/10 Spinetta reacciona contra las discográficas

23/10 AC/DC en River

04/11 Nuevo Rock Argentino en CBA

03/11 Las Pelotas presentan a Andrea Prodan

23/11 Concierto "alternativo" en Ferro

07/12 Piojos pican en el Hindú



Todavía marginales

Hace rato que el rock perdió, como presupuesto, la marginalidad. Y hasta los grupos argentinos que transitaron en la penumbra antes de la Guerra de Malvinas tuvieron su cuarto de hora, al que Virus definió muy bien en la letra que dice "ahora el rock vendió el stock". Sin embargo, las bandas cordobesas persisten en su lucha por romper con los convencionalismos urbanos, sin resignar en un ápice sus "malas" costumbres: escaso dinero en los bolsillos, apego de algunos a los excesos, rudos pasos de baile y vocación por llegar tarde.

Así, durante 1996, tanto los grupos locales como los visitantes se vieron obligados a peregrinar por salas llenas de entusiasmo y vacías de comodidad. Los organizadores de shows, también obstinados, utilizaron la imaginación para transformar en escenarios tanto a una estación de trenes como a una discoteca. 

La falta de lugares para tocar es la eterna carencia del movimiento rockero autóctono. No hay un Obras Sanitarias ni un Luna Park, proporcional a la (reducida) envergadura de lo que se hace en Córdoba. Y los que están, muchas veces exceden las posibilidades económicas del evento. Mientras tanto, desde el ámbito oficial se otorga especial protección al orden y la moral, aunque la expresión artística juvenil por excelencia no encuentre un espacio digno donde mostrarse.

Raúl Dirty Ortiz


Continúa la era del "acusticazo"

En el año en que MTV entendió que el rock argentino es el de mayor tradición en toda latinoamérica, nuestros grupos mejor posicionados a nivel popularidad y ventas de discos no pudieron resistirse a la tentación de realizar un unplugged para la súpercadena de videos.

Aunque tuvieron algunas reservas para las puestas escénicas, Soda Stereo e Illya Kuryaki desarrollaron sus conciertos en la sede "latina" de MTV y editaron sus respectivos acústicos, los que _pese a ver la luz sobre el cierre del año_ arrasaron con las encuestas destinadas a averiguar cuáles fueron los mejores discos del '96. 

El que tuvo serios reparos en prestar su arte a las exigencias de la fragmentaria emisora musical fue Fito Páez, quien editó el unplugged por su cuenta y utilizando los estudios de Telefé. Además, el rosarino realizó una cruzada solidaria junto al pianista Miguel Estrella, que artísticamente quedó a mitad de camino de todo, pero que logró reunir una interesante suma de dinero para la fundación Música Esperanza.

Por su parte, Charly García invirtió su tiempo y energía realizando dos discos: uno junto a Mercedes Sosa (aún no editado) y otro solista que, bajo el sugestivo título de Say No More - No Concept, logró encabezar los ránkings radiofónicos por algunas semanas. De la bendita trilogía del rock nacional, sólo Spinetta se las vio feas, al no despertar la atención de ninguna discográfica para editar el repertorio concebido junto a Los Socios del Desierto.

En relación a los adalides del rock independiente, Los Redonditos de Ricota volvieron al ruedo con el ácido Luzbelito, llevando adelante una política de apertura para con la prensa y desarrollando para girar la misma estrategia de siempre: tocar en localidades inhóspitas del interior del país. 

La saga Sumo también se mostró inquieta, ya que Divididos resucitó entre los muertos y Las Pelotas camina mansamente hacia su primer disco en vivo. También habría que apuntar que se editaron los solistas de Luca y Andrea Prodan, dos discos que refuerzan el mito de la banda nacida en Nono en los primeros `80. 

Continuadores de ese rock argentino, sincero, expresivo y genuino son Los Piojos, quienes demostraron que la adhesión de las barras futboleras está más allá de responder a cualquier guiño demagógico. 

Otro grupo convertido por trabajo, dedicación y talento en "peso pesado" fue ANIMAL. Ellos asoman como los "nuevos Sepultura", ya que están dispuestos a conquistar mercados internacionales a base de un hardcore inspiradísimo y bien tocado.

Para cerrar, cabe apuntar que el saldo de la quinta edición del Nuevo Rock Argentino realizado en Córdoba en octubre pasado, arrojó un terceto de bandas que ya tienen acuerdos previos con algunas multinacionales. De ellas, seguramente, se hablará el año entrante: Turf (fichó para la EMI), Actitud María Marta (Polygram) y Catupecu Machu (varias empresas están interesadas). (G.A.)



Historia del Rock Cordobés - Rock: Liberación o Dependencia



Córdoba, República Argentina. Miércoles 18 de diciembre de 1996.

ROCK

Liberación o dependencia


La generalidad hace suponer que, en el negocio de la música, el artista propone una obra y el sello discográfico dispone cómo se realizará su comercialización. Dado que, gradualmente, la industria se fue comiendo manifestaciones musicales "de peso", disponiendo unilateralemente cuestiones no establecidas en los contratos vinculantes (o planteadas entre líneas), varios grupos y solistas se sublevaron y exigieron participar en las reuniones en las que se toman decisiones vitales para el destino de un disco.

Esa negativa de los músicos a ceder espacios en favor de sus editores, provocaron serias anomalías en lo que respecta al ciclo producción-comercialización-consumo de una obra discográfica. Esas alteraciones se hicieron más frecuentes en los últimos 10 años y tienen en los nombres de George Michael, Prince y Stones Roses ejemplos más que singulares.

Obviamente, los desencuentros entre artistas y productores fueron recurrentes en la historia de la música contemporánea. Love me do, el primer simple de Los Beatles, estaba listo para marzo del 63, pero recién vio la luz en octubre, una vez que los dueños de la Parlophone despejaron las dudas respecto de la calidad y melodía de la canción. En el caso de los Sex Pistols, su vínculo con la EMI duró lo que dura el carnaval, porque los funcionarios de esa multinacional nunca tuvieron entre sus representados a artistas provocadores y desestabilizadores del establishmeth.

Ahora bien, una cosa es experimentar un desencuentro por abrazar enfoques opuestos y otra muy distinta tomar decisiones sin la bendición del artista conchabado, como lo hacen regularmente los sellos en esta época en la que las ediciones son más que fluidas y el mercado exige un estudio exhaustivo sobre las posibilidades de éxito de un registro antes de que ocupe las bateas.

En este caso, más que "desencuentro" el vocablo que los músicos aconsejan utilizar es "estafa".

Años de ausencia

¿Y el público? ¿Qué participación tiene en todo ésto?
Ninguna, sólo limitarse a esperar que terminen las rencillas extramusicales para poder disfrutar de su artista predilecto. Esa espera puede durar años, como en el caso de la ausencia del grupo manchesteriano Stone Roses, cuyo conflicto con el sello independiente Silverstone los dejó sin grabar por un período de cinco años. Cuando lograron rescindir ese contrato y vender su arte a la David Geffen Company (esa empresa editó el segundo y último disco Second Coming), la denominada "movida Manchester" ya había abdicado en favor del grunge norteamericano, cuyos héroes apáticos y torturados no tuvieron reparos en abandonar sellos undergrounds o cooperativos para pasar a engrosar el catálogo de las agencias "peso pesado".

La inversión de tiempo del cantante Ian Brown y los suyos, para resolver el destino de su obra, les significó perder el tren de la popularidad y caminar mansamente hacia la disolución, que finalmente se produjo meses atrás.
En momentos en que se debía hacer pública la separación, el cantante Brown se animó a declarar en la revista especializada Melody Maker que "el negocio de la música es el más sucio de todos. Nosotros lo experimentamos".

Fueron también cinco los años que George Michael estuvo parado por sus problemas con la Sony, compañía a la que acusó de "no haberlo tratado como un artista sino como una mera pieza de software" (téngase en cuenta que esta empresa se dedica principalmente a la fabricación de productos eléctricos). El enojo del cantante, tuvo su genésis en el desencuentro con los funcionarios Don Ienner (titular de Columbia) y Tommy Mottola (presidente de la Sony), quienes se retiraron antes de la finalización de un concierto realizado en el '91 en Toronto. A raíz de ese incidente, Michael presentó una demanda en un alto tribunal de Londres con la intención de invalidar el contrato con esa empresa que lo obligaba a grabar ocho álbumes. Pero perdió ese juicio y tuvo que pensar en mejores formas de liberación.

Es entonces que se produce la "compra" de ese contrato por parte de las empresas Virgin y la Dreamworks (propiedad de Geffen-Spielberg-Eisner) en una suma próxima a los 40 millones de dólares. Posteriormente, estas firmas le pagaron 12 millones al artista para que editara dos discos, de los cuales sólo se publicó uno, en el que se agradece a sus fans por la espera. Lo que nunca quedó en claro si el afán independista de Michael respondió a la necesidad de reivindicar su obra, o a un capricho de estrella molesta porque sus jefes no tuvieron una actitud complaciente para con su música. Sólo él lo sabe.

¿Emancipado?

En una entrevista concedida al The New York Times, el artista antes conocido como Prince explicó: "Cuando uno se sienta a componer, no deberían existir las precondiciones. Se supone que la idea rectora no debe ser algo así como ¿de cuántas formas distintas podemos venderlo?. Nada más alejado del espíritu de la música". 
Esta respuesta de algún modo intenta ser un fundamento de la ruptura del vínculo entre el hombre símbolo y la compañía Warner, que lo obligó a someterse a rígidas estrategias de promoción aún cuando se trataba de uno de los músicos más conocidos de su catálogo e, incluso, de uno los socios mayoritarios de la compañía. La disputa entre las partes se desata desde la firma misma del acuerdo vinculante, por medio del cual la empresa contrata al músico para que grabe seis discos. 

Por su trabajo Prince recibiría la friolera de cien millones de dólares. Pese a que sus honorarios fueron tan elevados, el líder de New Power Generation siempre se resistió a ser un mero empleado de su discográfica y cumplir al pie de la letra sus mandamientos. Consecuentemente, aceleró la edición de sus obras para que los términos del contrato expiraran cuanto antes. Así fue que _en menos de tres años_ nos inundó con Diamond & Pearls, El símbolo del amor, Come, Gold's Experience y Chaos & Disorder, todo un aluvión de buena música para preparar el terreno de su lanzamiento como artista independiente. 

Obviamente, en el momento de editar tanta música "el artista" (como también gusta que lo llamen) tampoco pensó en el público, actitud que conserva por estos tiempos en que arremetió con su disco triple Emancipation (¿Cómo hace una persona para asimilar un tres discos de más de una hora cada uno?). Aunque se trata de un disco autogestionado por estar editado por su sello NPG Records, esa obra es distribuída y posicionada por la EMI.
Prince es como ese chico que se fue de casa pero que de vez en cuando vuelve para que mamá le cocine su plato preferido.

Germán Arrascaeta


Spinetta, todo un caso

Luego de superar traumas y supersticiones varias, Luis Alberto Spinetta volvió a trabajar en la música en la segunda mitad del '95, cuando arremetió con un power trío llamado Los Socios del Desierto y cerró un parentesis de varios años de veda tras la edición de Peluson of milk en 1992.

En el corto plazo, ese grupo llegó a conmover multitudes y logró componer un repertorio superior a las 30 canciones. En otras palabras, llegó a estar "a punto" para grabar un registro. Así lo entendió "el Flaco", por lo que costeó por su cuenta las horas de grabación y la diagramación de tapa, descartando que la obra iba a ser aceptada por alguna compañía de acuerdo al criterio estético con el que fue concebida: un álbum doble con 33 nuevas canciones.

El problema se desató cuando ninguna de las empresas multinacionales con subsidiarias en Argentina se mostraron interesadas en publicar la vuelta de Spinetta. Ante esa negativa, el ex-Almendra mandó un escrito a todos los medios de comunicación y lanzó espesos dardos contra la industria discográfica. Esta es alguna de las frases reaccionarias que suscribe en ese comunicado: "Quizá mis discos se hayan vendido de a poco, sin un boom de ventas, pero se han vendido constamente y desde siempre, hasta convertirse en material de colección o catálogo. Estos mismos sellos que ofrecen sólo viles migajas por mi nueva obra se licencian entre sí los antiguos masters de Invisible y Pescado Rabioso, cambiando el original, sin ningún respeto por los artistas que lo realizaron, ya que pagan (sólo) la antigua regalía, la cual avergüenza".

"La polución y la contaminación de este planeta no es sólo aquéllo que afecta a los ecosistemas, también es lo que late en los cerebros envenenados que restringen la creatividad, sólo para ambicionar un mayor poder. Así se destruye el campo donde florecerían las nuevas generaciones de músicos argentinos", sentenció Spinetta.



Historia del Rock Cordobés - Cuando el jazz expande su mirada



Córdoba, República Argentina. Martes 10 de diciembre de 1996.


CONCIERTO


Cuando el jazz expande su mirada


En uno de nuestros diálogos previos al días de la actuación, Alexander von Schlippenbach confesó, con ese tono austero y estricto que lo caracteriza, sin fatuos ademanes: "Pude haber sido, un buen quizá un gran concertista clásico, la situación me favoreció desde la niñez, pero bueno... el jazz y lo que implicó el free-jazz se aferraron a mi vida y ya todo cambió". El concierto que escuchamos el pasado sábado en el Cabildo Histórico se inscribe perfectamente en un contexto musical provisto de elementos del free y de la atonalidad contemporánea; contexto que más que signar un estilo musical configura un escenario, una base estructural en donde la experimentación y la libre interpretación, dentro de un acabado conocimiento histórico y técnico, se aúnan para plasmar una unidad. Unidad de espíritu, de intensidad y ejecución. 

En la década de los sesenta el free-jazz irrumpió como un cambio de paradigma, más también como una prolongación del propio jazz. Músicos como el propio Ornette Coleman se encargaron de aclarar la inutilidad e incluso la frivolidad de pretender lanzarse a ejecutar improvisación libre sin un claro conocimiento de los blues. El free postuló entre otras cosas: una extensión del sonido musical del género, a partir del empleo de recursos como los racimos de notas o el punzar sobre el teclado, algo que ya había utilizado a su manera Henry Cowell; la revalorización del propio concepto de intensidad y atonalidad, y algo fundamental: una nueva concepción del ritmo, donde la simetría métrica es suplantada por una inquietante pulsación, en ocasión, de múltiples sobreposiciones.

Alexander von Schlippenbach y Aki Takase conocen a la perfección el campo en el que se mueven, sin desconocer que tanto los elementos del jazz, como de la música contemporánea le son familiares. En ellos el swing no está ausente, simplemente está internalizado en el fraseo, y éste, fiel a una identidad estética, prescinde por momentos de las leyes de la armonía funcional tradicional. El primer tema solista de Schlippenbach fue un ejemplo de esto. En la interpretación de un tradicional rag después se evidenció cómo a partir de la interpretación, las alteraciones internas en el tempo de la pieza, puede afectar la relación de sus partes resignificando u otorgando un nuevo sentido a la misma.

De allí en más, el carácter afectivo de una frase musical puede ser delicada o bruscamente alterado, por el cambio de un simple acorde o progresión. El trabajo del sábado pasado podrá ser considerado legítimamente por algunos oyentes que acompañaron magníficamente y en amplio número todo el concierto, como carente de emociones explícitas (del tipo: "cantemos todos que somos hermanos"), o falto del consabido y muy conocido swing. No compartimos esta idea. Sí que éste, junto a trabajos de músicos con otras temáticas (Anthony Davis, Braxton, Steve Lacy, Oliver Lake) ofrecen una particular perspectiva, dentro de un género que viene consolidando demasiados estereotipos y fórmulas previsibles, independientemente de las calidades técnicas.


Eduardo Lacoste

Fuente: 

Historia del Rock Cordobés - Los Piojos en Hindú



Córdoba, República Argentina. Martes 10 de diciembre de 1996.

LOS PIOJOS


Latidos del corazón rioplatense



Más de un cuarto de siglo después del primer intento de edificar un sonido moderno ríoplatense, Los Piojos demostraron el sábado en el club Hindú que sus predecesores no estaban tan equivocados como parecía. En general, los pioneros de la movida candombera nunca tuvieron suerte dentro del panorama del rock nacional, quizá porque en ningún caso encararon su carrera con la persistencia del grupo de Andrés Ciro Martínez. Después de ocho años de trabajo incesante, con tres discos editados y dos estadios Obras recientemente repletos, se puede afirmar que ellos sacaron pasaje hacia el Olimpo donde sólo moran unos pocos indiscutidos. Y, finalmente, Córdoba se rindió ante su embate: en abril de 1995, en la estación Mitre, apenas superaron los 100 espectadores. Esta vez, sobrepasaron con holgura el millar.

Hacia fines de los años '60 y comienzos de los '70 llegó a Buenos Aires la avanzada uruguaya encabezada por Rubén Rada y los hermanos Fattoruso, quienes habían saltado de una etapa inicial de remedo beatle a una búsqueda en las raíces del folklore negro del Río de la Plata. Si bien la experiencia del grupo Opa fue efímera, sirvió para que otros recogieran el guante. Primero, Edelmiro Molinari compuso para Almendra el tema Mestizo; una década después, quien fuera otro de los integrantes de ese grupo, Emilio del Guercio, protagonizó un fugaz proyecto de fusión con La Eléctrica Ríoplatense. Por la misma época, brillaban el grupo Raíces, de Beto Satragni (su mayor hit, Esto es candombe, fue coreado por el público del primer festival de La Falda, en 1980), y La Banda del histórico Rubén Rada, uno de los que más empeño puso en la difusión del género en la Argentina.

"Sí, nosotros escuchábamos mucho al Negro Rada", confiesa Martínez, líder, letrista y mentor espiritual de Los Piojos. Por detrás de él, mueve la cabeza en señal de afirmación el baterista y percusionista Daniel Buira, estudioso de los ritmos africanos que trajeron los esclavos en la época del Virreinato. La diferencia entre Los Piojos y quienes antes habían intentado aggiornar al candombe, es que ellos no zarpan desde el virtuosismo jazzero, sino que lo hacen desde otro género originario del continente negro: el rhythm and blues. Y lo engarzan dentro de una estética entre punk y tanguera, y una poética tan comprometida con la realidad como con la fantasía ("la saqué de un sueño que tuve", explicó Andrés Martínez acerca del origen de una letra).

Como si estos méritos personales no bastaran para erigirlos en uno de los productos rockeros más completos de los que han aparecido en lo que va de la década, en su repertorio en vivo siembran guiños hacia todas direcciones. El tango Yira yira, de Discépolo, el casi tango Mañana en el Abasto, de Sumo, y dos clásicos del blues como Before You Accuse Me y You Gotta Move, en versiones completas o insertados como parte de otras canciones, desnudan la riqueza de influencias que ponen en común los cinco miembros del grupo, a quienes se suma una murga de tamborileros en el segmento más caliente del espectáculo.

El show de Los Piojos se estructuró en función de las canciones de Ay, ay, ay, su segundo y más conocido CD. Pero entre el grito inicial de "vete, bobo/vete, bobo" de Babilonia y el saludo final al mejor estilo de un elenco de teatro, transcurrieron 140 minutos fragorosos, que también permitieron el lucimiento de los temas más representativos del álbum debut, Chac-tu-chac (como Tan solo), y de su producción más reciente, 3er Arco (como Maradó o Al atardecer).

Los problemas de sonido -tanto los del equipamiento como los inherentes a la paupérrima acústica del tinglado de avenida Sarmiento- y la demora por culpa de la clausura del buffet tras la actuación del soporte local Ex Agentes, no consiguieron opacar el clima de fiesta. En edades que van por lo menos de los 15 a los 40, los fieles cordobeses de Los Piojos han crecido hasta convertirse en multitud. Y sus referentes continúan en una evolución constante hacia formas de expresión que, de tan híbridas, suenan más actuales y propias que nunca.


Raúl Dirty Ortiz

 

Fuente:

http://buscador.lavoz.com.ar/intervoz/96/12/10/ae_n2.htm



Historia del Rock Cordobés - Sex Pistols en Buenos Aires




Córdoba, República Argentina. Sábado 7 de diciembre de 1996.

SEX PISTOLS


Lo bueno, lo malo, lo feo


Imaginemos que estamos en el año 2009 y que Kurt Cobain _el ex líder del grupo norteamericano Nirvana_ no se suicidó. Pensemos que todo lo que cantó en rebeldía, y su llamado a las armas como la voz de su generación era (en el fondo) basura que él mismo abandonó en una bolsa de residuos. Y como Pancho por su casa, vuelve al Buenos Aires del siglo 21 a chillar como la chicharra revolucionaria del rock. Quizá nadie, o muy pocos, se conmoverían. Eso es más o menos lo que ocurrió con Johnny Rotten y su banda Sex Pistols, que fueron los fundadores del punk rock a mediados de los '70 en Inglaterra, y que el miércoles y jueves pasado ofrecieron sendos shows en Buenos Aires, desprovistos de la mística que los catapultó.

Ellos fueron los primeros que gritaron en canciones de dos minutos que la vida de los jóvenes en su Londres y en toda Europa no tenía futuro. Ahora, con más de 40 años sobre las costillas, sólo tienen pasado. Es muy probable que el par de millones de dólares que ganaron al reunirse para la actual gira los distraiga de un hecho muy concreto: están en cueros frente a su propia leyenda. Y lo que es más concreto afirmar, parece que ellos nunca creyeron de verdad en lo que estaban haciendo. 

Antenoche se retrataron desnudos de poder, como si al tomar el avión para los 60 shows de su tour mundial, hubieran olvidado los trajes del orgullo punk con el que patearon el traste de la Reyna y la cultura popular de su tiempo.

"Soy un anarquista / no sé lo que quiero / pero lo conseguiré / voy a destruir...", cantaron en una de sus emblemáticas canciones recordadas. Pero si el jueves eso sonó como un chillido hueco, es posible que 20 años atrás tampoco haya sido pronunciado como una voz fiel _o como el verdadero verbo del anticristo. 

Es casi seguro que ni el mismo Jonny Rotten creyó en lo que él decía en su iracunda juventud. Y en Buenos Aires, al evocar su épica, por momentos el ridículo se encarnó en cuerpo gordito de cuarentipico de años. 

Los que si creyeron _y tomados por una ingenua enfermedad_ terminaron quitándose la vida: Sid Vicius, bajista de los Pistols, y tiempo después el mencionado Cobain. En cambio, Rotten pasó a la historia como un pícaro, un bufón del rock que ha interpretado muy bien su papel desde el principio. Sus compañeros cuarentones, Steve Jones (guitara), Glen Matlock (bajo) y Paul Cook (batería), se mostraron mucho menos expresivos.




Por lo comentado en las veredas porteñas, en el espectáculo del jueves hubo menos abulia sobre el escenario que la noche anterior. Aunque en términos generales tuvo una duración y una dinámica poco convincente. Hubo un comienzo agitado y prometedor, con los músicos haciendo el mismo punk que inventaron en defensa artística y propia. 

Con Johnny Rotten cantando bien (siempre lo hizo bien y lo demostró como Johny Lindon cuando vino como solista años atrás). Con claridad, ímpetu y volumen, apoyadas por una sonoridad potente y limpia. Pero luego el tedio secó el sudor de los cuerpos, y si al principio todo el público saltó y se rozó mojados de gusto, el final los mostró secos.

Fue una lástima, pues las características de la audiencia _pibes marginales de los cuales muchos deambulan por la pobreza suburbana_ en muchos aspectos coincidió con el contexto de no futuro del que emergió el punk rock inglés. Quizá la respuesta la encontremos en los propios Sex Pistols, que con cierto profesionalismo y una alta cuota de cinismo intitularon a su gira Lucro sucio. 

El repertorio mostrado es idéntico al disco homónimo que grabaron en vivo, al iniciar el tour en Londres en el mes de junio. La placa es interesante y recibió buenas críticas en Inglaterra y en USA. Pero después de escucharlos en Argentina y en directo, debemos afirmar que Londres todavía queda muy lejos.

Luis Gregoratti


Fuente:

http://buscador.lavoz.com.ar/intervoz/96/12/07/ae_n2.htm


Historia del Rock Cordobés - La TV se acordó del rock nacional

Córdoba, República Argentina. Martes 24 de diciembre de 1996. PROGRAMACION La TV se acordó del rock nacional Cuando algo más de una década a...