Córdoba, República Argentina. Miércoles 30 de octubre de 1996.
TODO PRESENTE IMITA AL PASADO
Nuevo Rock Argentino sonará en Córdoba
"Todos los caminos por recorrer, todos conducen a Córdoba". Este pasaje de la canción Viva Satana, del grupo porteño Babasónicos, describe a la perfección los recurrentes ciclos innovadores que se producen en el rock argentino, que tuvieron a nuestra capital y a La Falda por geografía exclusiva. ¿Se deberá a su condición mediterránea? ¿O será porque el rock siempre busca espacios cómodos para reeditar pequeños "Woodstocks" y nuestra provincia se los brinda?
Sin pretender erigirse como una respuesta certera, los grupos foráneos que buscan revitalizar su propuesta y medir la temperatura de su música, ante un público que no es el suyo, dicen que los grandes eventos rockeros se realizan en Córdoba porque "acá se llevaron adelante un montón de experiencias renovadoras, y el rock puede nutrirse de esa energía".
A la luz del resonante éxito que están teniendo los grupos que materializaron la última renovación (cuya plataforma de lanzamiento fue la segunda edición del festival Nuevo Rock Argentino, en el año 1994), la posibilidad de un nuevo recambio aparecía como difusa, teniendo en cuenta que el panorama en general estaba dominado por la chatura creativa.
Además, luego de consolidar un "éxito de ventas" con bandas como Illya Kuryaki, 2 Minutos, Los Brujos, Babasónicos y ANIMAL, entre otras, las corporaciones disqueras resolvieron "no correr más riesgos" y le bajaron la persiana a las nuevas bandas que buscan un lugar desde el circuito del under.
Pero lejos de amedrentarse por esta coyuntura adversa, los nuevos grupos alertaron con discos independientes y recurrentes actuaciones en vivo sobre "la necesidad" de que se realice una nueva edición del Nuevo Rock, encuentro que bajo la coordinación del productor Alejandro Almada (manager de Peligrosos Gorrione, Turf y Perdedores Pop) tendrá lugar en Córdoba la semana próxima, más precisamente el sábado 9 y el domingo 10 de noviembre.
Según se informó, el encuentro se desarrollará en dos escenarios diferentes y contemplará, además de las puestas de los grupos en sí, una exhibición de dee-jays y actuaciones de refinados combos tecno pop.
El desfile de bandas se producirá el domingo 10 en el andén de la Estación Mitre, teniendo como animadores a los cordobeses Tambor de Tacuarí y Ego Non Fui, el grupo chileno Los Tetas y los porteños Turf, Actitud María Marta, Los Cafres, Carca, Capitán América, Flema y Catupecu Machu.
En tanto que la primer arremetida de los dee jays en el contexto de un festival rockero (decididamente quedaron atrás las ferias de artesanos como complemento festivalero), se producirá el sábado 9 en la under disco del bulevar Las Heras al 120. Allí, a la par de los grupos San Emiliano, Los Látigos y Estupendo, estarán los operadores del denominado Urban Groove, disc jockey que ponían música en el Gran Buenos Aires en el segmento horario denominado after hours (de las 4 de la mañana en adelante), antes que el Gobierno de Duhalde determinara el cierre de los locales bailables a las tres de la mañana.
El rock y su temperatura
Antes de llegar a la tercera edición de este festival alternativo (alguna vez interpretado como equivalente al Lollapalooza norteamericano) el bendito y personalísimo rock argentino se nutrió en sus 30 años de vida del saldo artístico que arrojaban los míticos festivales de La Falda y Chateau Rock, auténticos termómetros que tanteaban el estado de salud de sus artistas. Desde los primeros ochenta.
En efecto, al mismo tiempo que describían con acento emotivo la labor de los consagrados y las vivencias de éstos al pie de las montañas, las crónicas periodísticas de las revistas especializadas (Expreso Imaginario, Pelo y Rock & Pop), se permitían editorializar sobre las perfomances de los nuevos valores como así también sobre fenómenos como el "cruce de géneros", cuando el programa anunciaba la actuación de artistas inquietos como Litto Nebbia, Dino Saluzzi, Ruben Rada, Cuarteto Zupay, Nacha Guevara o el "Mono" Villegas. En otras palabras, todo lo actuado en La Falda o el Chateau era información de valía para los agentes de la cultura rock.
En los primeros '90 existieron intentos por reflotar la mística de esos eventos. Aunque tuvieron las mejores intenciones, sólo quedaron en un intrascendente desfile de bandas. Esto se debe a que, por ese entonces (los primeros meses del `92), el movimiento vivía una incómoda transición; al momento de armar una programación, no existían números de interés para complementar la puesta de los más esperados.
Si a este dato le sumamos un contexto económico asfixiante y que _a contramano del mundo_ en nuestra ciudad los grandes medios y los entes oficiales dejaron de impulsar al movimiento rockero, la desaparición de estos encuentros resultó inevitable. Pese a que los Nuevo Rock siguen su curso, se extraña la luz de los consagrados.
Reacomodamientos simbólicos
Los dedos en "V", las ferias de artesanos y las dormilonas en las veredas de una villa serrana son _sin duda_ postales de un pasado cercano, pero pasado al fin. En la actualidad, la aceptación de una banda se mide en términos de stage diving (tirarse desde el escenario), pogo (danza violenta y cohesiva) y mosh (nadar sobre la gente), y las ansias por ver un show se matan en las adyacencias del recinto estudiando material de bandas desconocidas en una feria de demos u observando las artes de un tatuador que levantó su stand a pocos metros de la cola. En el escenario, en tanto, el reacomodamiento simbólico que operó en el rock se corporiza cuando el sonido pulcro y estudiado de las grandes bandas del pop ochentista cede su lugar a guitarras que responden al estándar grunge o noise, según el caso, y a demás instrumentos simulados por samplers y sequencers.
Por último, para certificar que el músico es un ser cada vez más prescindible en una puesta de rock, el Nuevo Rock Argentino propone una exhibición de dee jays. Si de innovar se trata, el género no debe reconocer límites. Amén.
Germán Arrascaeta
Fuiste nuestro un verano
La Falda, 1986. Fue El festival del siglo; la programación encontraba números "modernosos" como Soda Stereo, Virus, Metrópoli, Zas, Fricción y Los Encargados. Salvo el caso de las bandas lideradas por Gustavo Cerati y Federico Moura, con el respaldo escénico de Charly García, las otras bandas fueron reprobadas por un público que siempre se mostró contrario a la recepción de nuevos números y a compartir cartel con géneros que renegaban del pop y su proyección masiva. Sin embargo, la renovación new wave o after punk era un hecho, que dominaba ampliamente las programaciones readiofónicas de ese verano. Ese mismo año 1986, en la postergada jornada de clausura (hubo problemas entre los organizadores y una de las empresas que representaban a varios participantes) podría haberse consumado un show memorable, que hubiera certificado la buena senda de las bandas de la vanguardia. Esa noche iban a actuar La Sobrecarga, Los Los Fabulosos Cadillacs, Casanovas, Sumo y Alphonso S'Entrega.
Chateau Rock, 1988. Una nueva generación de músicos capitaneaban las "nuevas tendencias" con creatividad y convicción, algo evidente en esa edición del festival. Mientras Spinetta mostraba su costado más "bailable" contando en su banda con músicos de la refinada Metrópoli (Ulises Butrón, Celsa Mel Gowland e Isabel De Sebastián), Los Fabulosos Cadillacs y Los Pericos demostraron que su música estaba más allá de una "onda de verano", además de dejar en claro que el rock no se hace para los críticos sino para la gente. En esta edición también salieron bien paradas las bandas Don Cornelio y La Zona y La Sobrecarga, militantes del underground porteño.
Nuevo Rock Argentino, 1992. El polideportivo General Paz fue el espacio donde un grupo de músicos movilizados por el ideólogo sónico Daniel Melero se mostraron irreverentes en relación a la ortodoxia y tradición del rock argentino. En esa senda se situaron Juana La Loca, Los Brujos, Tía Newton y Martes Menta. También mostraron nuevos y viejos perfiles Los Visitantes (continuación de Don Cornelio, a esa altura objeto de culto) y Todos Tus Muertos, la banda del sello catálogo incierto antes de recuperar a su guitarrista Horacio "Gamexane" Villafañe, y antes de interrelacionarse con los franco hispanos Mano Negra y los vascos Negu Gorriak.
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