Hace unos años atrás, mientras intentaba crear un canal de youtube en el cual hablaría sobre los discos piratas (bootlegs) y buscando información sobre el tema en cuestión di con la historia de Mike Millard, un tipo que había grabado una gran cantidad de discos piratas en una muy buena calidad de grabación, de hecho, sus grabaciones eran las mas coleccionadas por los amantes de los bootlegs. Además de esto hubo un detalle que me llamo mucho la atención, fue el método que el tipo utilizaba para grabar los recitales, ¿Qué hacía? Se hacia pasar por discapacitado e ingresaba a los recitales en silla de ruedas acompañado de un amigo, el equipo de grabación lo guardaba debajo del asiento de la silla, los cables que conectaban los micrófonos iban por dentro de la ropa, mientras que los micrófonos estaban escondidos dentro de una gorra.
Se sabe que Millard sufría una
gran depresión y que termino tomando una medida drástica al respecto por lo
cual ya no está entre nosotros. Pese a ello su legado que ha llegado a nuestros
días para ser disfrutado pro los que amamos la música de una manera intensa.
Buscando y buscando información
sobre Mike Millard un buen día encontré el documental que a continuación les voy
a compartir.
Primero una breve reseña:
La película cuenta la historia del gran músico de concierto Mike “The Mike” Millard y un homenaje a su trabajo realizado por el archivero y productor Erik Flannigan, quien intentó recrear los métodos del legendario músico usando la misma platina de casete y micrófonos antiguos. Millard trabajó en los años 70 para grabar nuestros dos conciertos del Teatro Griego el año pasado.
Millard se convirtió en una leyenda por sus grabaciones piratas de alta calidad de artistas como Led Zeppelin, Pink Floyd, Bob Dylan y muchos otros realizadas en el sur de California y sus alrededores en los años 70 y 80, introduciendo su equipo en conciertos escondido en una silla de ruedas. La película presenta animación del ilustrador Jess Rotter y Eben McCue, además de entrevistas con Matt Berninger, el productor y archivero Erik Flannigan y el amigo de Mike Millard, Jim Reinstein, quien empujó a Millard y su silla de ruedas en docenas de espectáculos.
Flannigan explicó la idea detrás del uso del método Mike Millard en las notas del lanzamiento adjunto de la caja de tres casetes del Black Friday Record Store Day (disponible el 29 de noviembre a través de 4AD) titulado 'The National: Juicy Sonic Magic, Live in Berkeley, 24 de septiembre -25, 2018', diciendo:
“El taper de audiencia más célebre de la época, Mike Millard, grabó en el sur de California y sus alrededores a partir de 1974 y continuó hasta principios de los años 90. La leyenda de Millard se basa en parte en la astucia y el subterfugio que utilizó para llevar su casete de casi 15 libras y sus micrófonos a lugares como The Forum, Santa Monica Civic Auditorium y The Roxy.
Durante años me he preguntado qué hacía que las grabaciones de Millard fueran tan buenas y finalmente tuve una idea: ¿Qué pasaría si grabaras un concierto hoy con el mismo equipo que Millard usó en 1977? ¿Sonará como sus cintas? ¿Aprovecharía su toque de Midas?
El National tuvo la amabilidad de permitirnos probar el Método Millard en dos conciertos en el Teatro Griego de Berkeley, California, en septiembre pasado. Estas grabaciones en vivo se realizaron con micrófonos AKG 451E antiguos y una platina de casete Nakamichi 550 restaurada que son idénticas a las utilizadas por Millard alrededor de 1975-81. La idea era ver si podíamos recrear lo que Matt Berninger llama la “jugosa magia sonora” que Millard capturó en sus grabaciones de campo de los años 1970.
Junto con mi amigo y cineasta David DuBois, también produjimos un breve documental sobre Millard, sus métodos de grabación y nuestro intento de recrear su trabajo en los espectáculos nacionales en Berkeley, un lugar que no ha cambiado en absoluto desde los años 70.
Con la llegada de los teléfonos inteligentes, miles de personas graban habitualmente parte del espectáculo cuando asisten a un concierto Nacional o cualquier otra actuación. Hace cuarenta años, cuando nadie se atrevía a hacer eso, un hombre se dedicó a preservar conciertos legendarios en cinta.
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